21 ene 2017

Piano

He llorado con películas.
Siete almas, Terabithia, una de Moccia en cierta escena, Vaiana al final...
Pero hoy no tocaba.

Desde el inicio he estado alejando emocionalmente las coincidencias, los caminos y muchas frases que ya escuché.
Pero todo se ha roto, en varios momentos.

Contaré un secreto.
El año 2008/09 tuve una necesidad vital de rozar guitarras, escucharlas y mirarlas; al menos fue mejor que  el año siguiente con ese secreto de violines.
Ojalá no hubiera sido un aviso.
Y después, contigo, los pianos me enseñaron que no es cuestión de pulsar teclas sino de ligarlas y dejar que invadan los rincones de silencio que tenemos.

Ir al cine y estar media película con los ojos cerrados es la mejor experiencia que he tenido entre palomitas.
Y hablaba del secreto de los violines... me parece que mi secreto actual va a tener poca vida.
Antes tarareaba... ahora mi tobillo, mi cuello, mis dedos, quiere salirse del sitio.

Lo digo satisfecha; he vertido lágrimas en un sitio que no es contigo.

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