Tomar café arregla la batalla de sábanas nocturnas.
Arañarte la piel significa romperte la armadura, conocerte como nadie.
Parafraseando estribillos de algún verano, no me interesan las malas lenguas tóxicas, decido el camino que seguirán mis pasos y me hago grande en tu mirada color avellana.
No me gusta ser como las demás.
Maquillaje, consumo porque toca conmemorar la muerte de un sacerdote o emborracharme para socializar son posibilidades no viables con mis gustos.
Y no entiendo que un chico, recién salido del gimnasio, planifique irse de cañas o se compre una cajetilla de tabaco.
No entiendo a los que pagan cuotas para moverse, pero van en coche a comprar el pan.
No entiendo a es@s «niños buen@s» que fardan de humillar a su pareja.
Lo sencillo que es respetarse y lo poco que se hace.
Parece que sentir es un delito hoy en día.
Pues iré a contracorriente.
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