Hospital, río sucio, vainilla, incienso...
Hubieron veranos resumidos en olores.
Camisetas rosas, uñas negras, pantalón amarillo, vestido azul.
Después no hubo traumas que tapar.
Más espacio para ser bronceado, tatuado y lunares descubiertos.
Más terreno vital, para colgar sin necesidad de alcayatas momentos de otras ciudades y otras voces, manos apretadas y partes de cuerpo mordisqueadas.
Papel infinito, sin tipex porque cada error da más sentido a la casualidad.
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