Sale solo, igual que echar de menos a quien daba de más.
Cualquiera diría que una paranoia muy crepusculina, pero pasa que toda esa vida que parecía demasiado desperdicio, de golpe, resulta ser demasiado corta y rápida.
Qué pasó con aquellos años de colegio, donde 9 meses eran eternos?
Y las tardes de verano? Sobraba tiempo para gobernar mundos enteros.
Pienso que de pequeños teníamos el don de la interpretación e improvisación, sin problema.
De mayores todo se vuelve más retorcido, como si estuviésemos en algún reallity de 24horas.
Pero contigo vuelvo a ser yo, la bicho, la niña que mordía limón.
En realidad echo de más ese tiempo.
Ahora yo dirijo mis pasos, con demi pliés y suelo, barra y lo que apetezca al cuerpo.
Hay quien lo llama libertad... justo, necesario, equilibrio... regalo.
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