Confirmado.
Termino el año con un buen hábito que me salvó el verano.
Y es que, aunque haya aprendido a filtrar emociones y pensamientos, en caso de saturación, toca vaciarse.
Hay momentos pequeños de presente que fuerzan aullidos de pasado.
Y aunque no valga de mucho, menos vale huir.
Si me veis escribiendo, esté donde esté, no me lo prohibais.
Explotar es tan simple como eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario